viernes, 2 de octubre de 2009

Antecedentes de la cerveza mexicana

Hoy en día es normal que al hablar de “cerveza” uno tenga la idea de una bebida amarga, que se vende embotellada o en lata, fría, de color amarillo, y con una consistencia semejante al agua (con gas). Esta cerveza que hoy conocemos es el legado de la influencia norteamericana, de una producción industrial de cervezas tipo Lager.

Sin embargo, la cerveza en México ha pasado por una serie de transformaciones. En tiempos prehispánicos las bebidas como el “tesgüino” (una bebida fermentada con base en maíz, que se empleaba con fines ceremoniales) ocupaban el lugar de la cerveza. Durante la conquista, la cerveza se elaboraba artesanalmente, rescatando las tradiciones de estilos europeos (distintos a las cervezas de baja fermentación), y se mantuvo así hasta finales del Siglo XIX.

Algunas cervezas se preparaban empleando piloncillo y cebada que era secada al sol; otras se hacían mezclando cebada, limón, tamarindo o trigo con azúcar, y eran equivalentes a un refresco. Aunque había pequeñas cervecerías, no era raro que la cerveza se elaborara en casa.