miércoles, 2 de septiembre de 2009

Los enemigos públicos de la cerveza...


¿Para qué se bebe una cerveza? Esta pregunta puede plantear respuestas como “para quitarse el calor” o “para sentir el efecto del alcohol”. No obstante, para quien busca tales finalidades, le sería más eficaz beber agua mineral fría o alcohol de 96º.
Una de las respuestas puede ser “por el sabor”, sin embargo un aspecto del sabor de la cerveza, “el amargor”, es tal vez la característica más compleja de poder disfrutar, y esto se debe muchas veces a que aprendemos que lo amargo no es un aspecto digno de admiración cuando se ingiere algún alimento. En el caso de la cerveza, el amargor cumple con una función al momento de probarla y aporta el regusto (según Verhoef en “Enciclopedia de la Cerveza”), esto es, la percepción de matices de sabores derivados de las papilas gustativas que se encuentran en la parte posterior de la lengua… y esto es también por lo que al degustar una cerveza, a diferencia de los vinos, uno tiene que pasarse “un traguito”. Eliminar o reducir el amargor a la cerveza mediante sal, limón, y salsas, es como se dice "hacerle al loco" y no estar bebiendo cerveza: si no le gusta la cerveza porque es “muy amarga”, mejor pruebe cervezas hechas de trigo o cervezas de sabores.